Luis Abadi tiene la capacidad de encontrar belleza en personas y situaciones que, de tan cotidianas, ya dejan de llamarnos la atención. Pasan a nuestro lado y no nos damos cuenta. Su percepción y su sensibilidad logran que nos amiguemos con seres que todos pudimos haber visto alguna vez. Lejos de la sensiblería y los golpes bajos, sus retratos están hechos con absoluto respeto, sin burlas y permiten que el observador se involucre con la imagen.

Luis se hizo fuerte en el espacio público, donde casi todos nos sentimos vulnerables o de donde todos queremos escapar para volver a nuestras casas. Allí, encontró la materia para una obra sencilla y profunda. Y no sólo utilizó a la calle como fuente de inspiración, sino que también la revitaliza como lugar de encuentro cuando monta sus exposiciones en distintas plazas del país.

El Proyecto Yeka es democrático. Todos son iguales ante la lente de Luis: las hermanas que se pusieron el abrigo de bizón para salir a pasear y el camionero que luce un cuchillo en la mano; el policía, parado delante del micro que dice ‘Cometa’, y un hombre que toma sol en slip. Luis los interceptó y les tomó una foto. Tan simple como eso. No les pidió que posen, ni les insistió para que participen de su trabajo. Les robó un instante de sus vidas.

Después, lo puso a disposición de quien lo queremos ver.

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